Una Vecina

          Dama y emperatriz del barrio. La “conocí” en diciembre cuando me mudaba a Victoria. Penetrante y certera, su mirada parecía eclipsar a sus súbditos. No conocía a nadie, pero los murmullos coincidían en algo: su perfección cegaba a cualquiera. El mejor ropaje la acompañaba en todo momento y a donde ella se dirigiera. Micaela Harmonía deslumbraba a todos.

            Por la noche, se erguían viscerales debates sobre ella en las tabernas. Nada le importaba, su frialdad e indiferencia eran extremas. Se paseaba por las calles y la admiraban. Dejaba una huella invisible que todos perseguían sin entender por qué. Acaso será por el perfume que siempre acarreaba y que dejaba a todo el mundo pasmado.

            Un collar y un vestido la concebían como personaje celestial, aunque su esencia era la de una joven humana que embellecía el paisaje. Su paso era firme y sus acciones eternamente iguales. Vivía sola, con las miradas de todo el barrio. Era el sueño del distrito, el que todo hombre soñaba poseer por lo menos por un desliz.

            Lo cierto es que nunca se la había visto con nadie. Su pureza parecía intocable. Indefectiblemente, una hembra de estas características nunca podía ser reina de nada ni nadie. Pero Victoria era distinto, o parecía serlo. No se sabía su edad; no se sabía si era perspicaz; no se sabía si era muda. Era distinta, desigual, peculiar, especial e inconfundible.

            Amaba el acoso de la multitud que la homenajeaba silenciosamente aunque nunca lo descubrió. Se creía conforme con el trato de los cipayos. Nunca iban a vislumbrar su fatídico destino, ni siquiera su propio vecino que se empecinó en tratar de penetrar la hermética burbuja que yacía a pocos metros de él.

Juan Ignacio Ibáñez

Llegó el momento. Unas palabras de aliento y el convencimiento de que la victoria era crucial. La derrota se presentaba como la foto del cruel fracaso. Mis piernas temblaban y una avalancha de gritos me lanzó hacia el campo de juego. Un estadio azteca repleto y miles de ingleses ansiando nuestro triunfo. En frente, Argentina. En frente: Maradona.

Los capitanes al centro de la cancha. Yo, Peter Shilton, capitán de mi querida selección, y el pequeño 10 argentino. Mi intención era intimidarlo. Me acerqué con un andar altanero y con una mirada amenazante sentencié con un lacónico español:

– “Suerrte chicou”. ¿Tendrán el valor de ganarnos?

– El Diego te va a meter el mejor gol de la historia, papá. – afirmó sin vacilar.

La atmosfera de las tribunas no coincidía con el clima del partido. La gente eufórica insultaba a los argentinos y celebraba cualquier toque o remate de mis compañeros. Ciertamente, los locales estaban de nuestro lado. Como todos los enfrentamientos anteriormente dados entre ambas selecciones, se dio un juego trabado y sin lujos. Parecía que el rumbo del partido no iba a cambiar.

Aquel letargo no duró mucho tiempo más. El capitán argentino tomó el balón en la mitad de la cancha y, decididamente, comenzó a dirigirse hacia mi. Sus zancadas seguían un ritmo perfecto, un ritmo que sólo él podía sentir. Un silencio atroz invadió el estadio. La gente se paraba al compás de sus gambetas. Mis compañeros, atónitos, impotentes y vencidos, se rendían en el césped ante semejante demostración. De repente, todo el mundo de pie admirando aquella obra de arte.

Maradona se acercaba al arco, el 10 en su espalda se agrandaba, mis esperanzas se desvanecían. El gol era inminente. El partido finalizaría con una derrota. No quería perder, pero internamente sentía una fuerza que me obligaba a dejarme llevar por la majestuosidad de aquel momento. La única solución era una falta que impidiera que su avance progresara. Cerré los ojos y dejé que mi cuerpo actuase por si solo.

Desperté. Gritos y el público invadiendo el estadio. Los pocos argentinos festejando y mis compatriotas abatidos y con lágrimas en sus ojos. Un periodista argentino se acercó y me preguntó emocionado:

– ¿Cómo te sentís después de haber sido víctima del mejor gol de la historia del fútbol?

En ese momento comprendí todo lo que había sucedido. El fútbol ya no sería lo mismo. Mi vida tampoco lo volvería a ser. Maradona había convertido su gol y mi inconsciente había sido su mejor cómplice.

– Me siento como un perdedor. Me siento un ganador. – Contesté con la tranquilidad que acompaña una decisión certera.

TRASPLANTE DE ARTERIA TRANSITORIO

 

Numancia se sitúa en el barrio de Sants, Barcelona y, por el momento, es mi lugar en el mundo. Una arteria transitada día y noche que nada tiene que ver con la calle en la que vivo en Buenos Aires. Delante de la puerta principal se encuentra lo que acapara más atención en el barrio: una obra inconclusa que mantiene ocupados a decenas de obreros que martillan, taladran, agujerean y perforan sin descanso. Ni siquiera la música que sintonizan a todo volumen tiene respiro. En realidad, por la noche se encuentran durmiendo, pero quienes pernoctan en esta calle tienen el privilegio de atesorar la ensordecedora orquesta memorizada en la mollera. Si no fuera así, igualmente tendrían presente el alboroto que genera el grupo de taxis, buses y ambulancias que recorren Numancia a lo largo y a lo ancho.

Por tratarse de una carretera de gran circulación, cuenta con extensas veredas que permiten a los transeúntes desplazarse con comodidad. Además, este beneficio es aprovechado por los comercios, como el restaurante del lado derecho, que ubica sus mesas exteriores sobre la misma.  En el extremo izquierdo existe un bar que por las noches se transforma en una disco de misteriosa clientela. Al estar ubicada a sólo 100 metros de la Estación Sants, el tránsito de hormigas no se acuesta nunca. La copistería se sitúa enfrentada al local de comidas rápidas “Pans”. Delante del local existe un playón dónde la gente se sienta a comer o simplemente a leer, meditar o descansar. La flora que presenta la ronda es singular; varios tipos de árboles y arbustos se levantan en las orillas del asfalto.

Cuando uno camina por Numancia, la tranquila sensación de que nada puede suceder genera armonía en el cuerpo. A pesar de transitar entre autos, camiones, buses y taxis, nada parece alterar la seguridad personal. En contraposición con Buenos Aires, la despreocupación por lo que sucede en los alrededores y en torno a mi persona se revela. Nada ni nadie genera inquietud. Ningún sujeto parece digno de ser una amenaza. Los locales se mantienen abiertos de par y en par y el aire que los recorre es distendido y relajado. La tensión jamás se manifiesta; los obreros trabajan, la copistería no deja de imprimir, el restaurante expulsa olores y la gente atraviesa el mar de ruidos, aromas y sensaciones sin ningún apuro y en la más sincera bonanza.

Nostalgia: sentimiento que brota en mi interior cuando desciendo por las escaleras hacia el manto terrestre para desplazarme en metro. Lejano e inalcanzable parece el sucio y fétido subterráneo porteño. Numancia cuenta con cuatro bocas de acceso al transporte bajo tierra. Ubicada en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, se adjudica la característica de poder conectarse con cualquier sitio.

Al alba, al mediodía, al atardecer y en la noche más oscura, la calle tiene vida, energía y calor. Este transplante de arteria transitorio va a circular siempre en mi memoria. No será mi domicilio ni mi calle real. No viviré por siempre aquí. No obstante, el edificio en construcción, los obreros con su música, la copistería, el restaurante, la enigmática discoteca, las fragancias, el bullicio y las impresiones que genera Numancia quedarán guardadas en mi memoria para siempre. El aire que se escabulle por el constante tránsito conservará eternamente una parte de mí, entretanto yo me encuentre circulando en mi auténtica arteria porteña.

Juan Ignacio Ibáñez

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Vía libre para el sexo en Sudáfrica

Donato Villani, médico de la selección argentina, confirmó que los jugadores tienen permiso para mantener relaciones sexuales durante el Mundial. La finalidad es que puedan elegir cómo relajarse y descansar, manteniendo un comportamiento adecuado y sin combinarlo con alcohol.

UN CONCIERTO SIN ESCENARIO NI ROLES 

El sueño de los elefantes: Un espectáculo con los ojos cerrados

Las puertas del Centro Argentino de Teatro Ciego, ubicado en Zelaya 3006 (Abasto), abrieron a las 16 horas del 23 de mayo. Una hora más tarde, los treinta espectadores se amontonaron en la pequeña recepción para aislarse de la lluvia y consumir las galletitas y el té que acercaban los artistas. La merienda se realiza antes de cada show para intentar vincular socialmente a un público que va a formar parte de un sueño colectivo. 

Entrada del Centro Argentino de Teatro Ciego

Entrada del Centro Argentino de Teatro Ciego

A las cinco y treinta se apagaron las luces. En ese momento, el teléfono del vestíbulo comenzó a sonar. Para sorpresa de todos, no se trataba del comienzo de la función, sino de un rezagado que preguntaba si quedaban disponibles algunas localidades (35 pesos las anticipadas y 40 pesos en las boleterías). Damián Fanucci, el encargado del recinto,  contestó que estaba todo agotado y le solicitó al público que se quitara los zapatos para entrar en la sala principal. 

Todos se unieron a sus acompañantes para poder entrar en conjunto. Paco Cabral, uno de los seis músicos, entregó un antifaz por persona e invitó a armar filas de cuatro integrantes. De esta manera, con los ojos totalmente tapados, las hileras entraron al salón aferrándose unos a otros por los hombros. Quince minutos tardaron los seis músicos para ayudar a todos a recostarse boca arriba en las colchonetas. 

Colchonetas

Colchonetas

Una leve música comenzó a sonar. Un palo de lluvia se acopló al sonido de una cascada. Los artistas balbuceaban frases inconexas y, a medida que el tiempo pasaba, los ruidos y los olores se intensificaban. Una fragancia cítrica se combinó con un ruido metálico de lo que podría haber sido un triángulo. De pronto, se oyó una discusión entre un chico y su madre porque el pequeño no quería bañarse. A medida que el conflicto se agravaba, la música entraba en un compás frenético. Cada espectador interpretaba la acción como le parecía. Santiago Del Giudice, de 21 años se imaginó un niño de 10 años con pelo de color rojizo y muchas pecas en la cara. Sin embargo, Dolores Prea fantaseó con un enano de edad adulta que volvía a la niñez para pelear con su madre. 

Cuando el sentido de la visión no está presente, no queda otro remedio que darle valor y significado a la realidad por medio del uso del olfato, el tacto y la audición. Por eso mismo, cada uno obtiene una verdad distinta, pero igualmente válida. No obstante, así como en una película uno intuye cuando aparece el clímax y en el momento que está por terminar, en este caso el sonido y el olor nos pautan el ritmo. 

Salón principal

Salón principal

Luego de una hora y media de concierto, se indicó que era el momento para quitarse el antifaz. En ese instante, el público pudo observar realmente cómo era el salón donde habían pasado los últimos noventa minutos. Patricia Dameno, que ya había asistido a otra obra, aseveró: “Se te despiertan todos los sentidos. Los que generalmente no usas en la vida cotidiana. Al principio tenés miedo, pero después es espectacular.” 

Diez minutos fueron los que tardó el público presente en evacuar la sala. En ese transcurso de tiempo, la mayoría intercambió palabras con los músicos que se mostraban abiertos al diálogo. Alejo Duek, uno de los compositores, manifestó que el grupo se había conocido en el conservatorio Manuel de Falla hace un año y medio y que poco a poco habían transformado una idea de concierto a ciegas en realidad. 

Todos los presentes coincidían en la majestuosidad de la voz de Josefina Casco. Nicolás Fenzel, un joven de 25 años, expresaba su perplejidad al comprobar que la única voz femenina era la de Josefina: “Hubiese apostado que eran por lo menos tres mujeres cantando” 

Eran las siete y treinta y la recepción recibía al auditorio de la siguiente obra. La lluvia se había convertido en tormenta. El rumor que corría entre los presentes era que la ciudad estaba inundada otra vez. Empero, todos se retiraron del teatro sin la menor queja al respecto. Quizás se debió a la tranquilidad y a la paz interior que sus rostros no pudieron disimular. 

Cómo llegar 

Psicoanálisis del sueño 

Contacto:  Suiteparaloselefantes@hotmail.com  

Tel. 63798596 

Venta de entradas: www.tuentrada.com o llamando al 5533-5533

El psicoanálisis advierte que soñar con elefantes se relaciona con la sabiduría, la memoria y el poder de la persistencia. El soñador gozará de una larga vida cargada de dignidad y reconocimiento. En contraposición, también sugiere que, en algunos casos, se puede atribuir un significado de grave peligro y desagrado. El propósito de la obra, El sueño de los elefantes, es despertar los sentidos, en especial el auditivo, para entrar en mundos y realidades que ahuyenten la amenaza y el descontento. “Cada uno en su historia, construyendo una música nueva”

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COMBATIR LA GRIPE A Y EVITAR SU REAPARICIÓN: EL OBJETIVO DEL INVIERNO 2010

Nuevas recomendaciones fueron esbozadas para el tratamiento de la gripe en la infancia debido a la epidemia generada por el virus Influenza el año pasado. Por esta razón, se actualizaron los criterios de análisis e actuación contra la enfermedad. Se definió su diagnóstico así como también se delimitaron sus grupos de riesgo, sus criterios de internación y su tratamiento. Además, se fijaron procedimientos en casos de vacunación y prevención.

Niño siendo vacunado contra la Gripe A H1N1

Niño siendo vacunado contra la Gripe A H1N1

 La gripe A H1N1 tiene la característica de ser altamente contagiosa y endémica. Sin embargo, los estudios médicos permiten afirmar que causa una enfermedad más leve que la gripe estacional y menos casos de mortalidad.

 “La gripe de estación tiene las mismas características. Por eso, los síntomas suelen ser los mismos y también su diagnóstico” esclarece la pediatra Liliana Popovic (MN. 37442). En una época donde los ánimos comienzan a alborotarse por el comienzo del frío polar, es importante tener en cuenta la anterior afirmación de la doctora.

Para evitar el caos que presentó el invierno de 2009, el ministro de Salud, Juan Manzur, y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, presentaron la campaña de vacunación contra la gripe A. “La vacuna que distribuye el gobierno es excelente. Es altamente recomendable para menores de 5 años, embarazadas y madres de bebes menores de 6 meses”, agregó la Doctora Popovic. Los segmentos de población recientemente enumerados son los denominados grupos de riesgo. Hay que sumarle el caso de las personas entre 5 y 65 años con alguna enfermedad de base (diabetes, obesidad mórbida, asma, enfermos oncológicos, etc.).

El interrogante que circula por el país es saber si la solución al problema es la vacunación de todos los que estén dentro de los grupos de peligro. Aunque ese sea un gran paso, no va a solucionar por completo el inconveniente advierte La Sociedad Argentina de Pediatría que además recomienda que ante alguna señal de alerta , la persona acuda al hospital o centro médico.

La Doctora Popovic coincide con el Médico obstetra Federico Del Giudice (MN 67386) cuando aclaran que se espera que este año se enferme una menor cantidad de gente. Sus posturas se apoyan en que el 2010 recibió mejor preparado el invierno y los grupos de riesgo se están vacunando en gran medida. Sin embargo, explican que “el virus no siempre se comporta matemáticamente, por ende no se pueden sacar estrictas conclusiones”

Ante la aparición de algún síntoma, se recomienda el uso de Paracetamol e Ibuprofeno para aliviar el dolor corporal y el desgano y se contraindica la aspirina. El obstetra Del Giudice insiste en la separación del niño de su ámbito escolar. Si alguna señal brota en un infante, lo recomendable es hidratarlo constantemente y ubicarlo en un lugar aireado y cálido al resguardo de otros chicos.

En el caso de los antivirales, tanto la Asociación Española de Pediatría como la Doctora Popovic, concuerdan en que no son necesarios si no se presentan indicios que puedan preocupar por su gravedad.

Por último, la prevención es el punto en el que se debe mejorar. 365 días fueron los que permitieron un estudio intensivo que posibilita que hoy en día se tengan claros cuáles son los métodos más convenientes. Como lo anticipaba el Doctor Del Giudice, ante el primer síntoma, el niño debe permanecer en su casa por lo menos 24 horas sin fiebre. Además, se debe cargar con un pañuelo en todo momento para colocarlo delante de la boca y nariz frente a todo estornudo, siendo ésta la mayor forma de contagio. Más aún, el constante lavado de manos es imprescindible y se recomienda tener siempre alcohol en gel para mantenerse higienizado. Por último, el barbijo sólo se recomienda en situaciones de alto riesgo de contagio, de lo contrario pierde efectividad. 

Métodos para prevenir el contagio

En conclusión, se espera que en el 2010 la totalidad de las personas que se contagien con el virus se curen a la brevedad y sin más recaudos que los que se tienen con una gripe de estación. Todo depende de cómo se tomen las recomendaciones por parte de la población y su correcto empleo.

Texto completo en: http://www.doyma.es/revistas/ctl_servlet?_f=7064&ip=190.247.6.16&articuloid=13147045&revistaid=37

Señales que preocupan